VIENES...
me abrazas y te ríes como niño, con la cara lavada de hermosura,
con tus ojos brillando de alegría.
ME SOSTIENES...
y tus manos son suaves como el viento en las flores,
y tus dedos me rozan cuál mariposas nuevas.
ME HABLAS...
y tu aliento es la brisa del mar en la mañana,
y tu voz es la música de las caracolas.
ME SONDEAS...
con sonidos de luz penetras mis secretos y con la delicadeza de tus manos maestras desenrollas los hilos de mi extraviada alma.
ME CANTAS...
y el agua de tu canto cae en cascada viva sobre mis arideces,
me sumerges, me lavas, me renuevas y brillo con la inocencia fresca que me donas,
me entregas.
Así me duermo en tí, y sonrío en mi sueño cuando veo que
VIENES...